CONSEJOS SCOUTS PARA TU MOCHILA:
Capítulo especial merece la mochila, pues como ya lo hemos repetido, es la que nos puede originar mayores problemas en los pies.
Que sea cómoda, mejor anatómica y con sujección a LAS CADERAS, no a la cintura; si es también con bolsillos laterales, facilita grandemente su utilización e, incluso, si tiene dos compartimentos, podríamos utilizar el de abajo para guardar el saco, pues nos permite sacarlo sin tener que vaciar la mochila.
Se puede aprovechar este mismo compartimento para guardar la capa, pues así, caso necesario, la podremos sacar rápidamente.
“Hacer” la mochila tiene también su importancia: los elementos más pesados, colocarlos más cerca de la espalda. Y el gran misterio, el saco colocarlo en el fondo, para que amortigue todo lo demás.
Es conveniente llevar los utensilios que guarden relación entre sí, en bolsas de plástico y de colores para poderlas distinguir.
Los artículos de más uso y poco volumen, en los bolsillos laterales, y en el bolsillo superior o cierre, la guía, credencial, documentación, etc.
Atención a la mochila que debe estar equilibrada en cuanto a la distribución del peso y no ladeada.
Podemos “jugar” con la sujección a las caderas para descargar de vez en cuando los hombros, al apoyar la mochila en las mismas.
No queremos pecar de pelmas, pero sería más conveniente pesarla antes de salir, y si pesa más de lo recomendado, eliminar lo prescindible o aún lo imprescindible.
En cualquier caso, creemos necesario establecer un límite de peso para la mochila cargada; lo ideal sería como máximo el 10% de nuestro peso, que resulta difícil, por lo que aconsejamos 6/7 kgs. en el caso de las mujeres y 7/8 kgs. en el de los hombres.
La mayoría de los problemas de los pies, tendiditis y demás que se nos puedan presentar, serán como resultado de una mochila demasiado pesada. NO CARGARLA EN EXCESO, NO SEAS UN “PERLA DEL TURIA” (NOVATO)…
La mochila forma parte de ese material que conviene escoger con especial cuidado. Una mochila mala o un modelo inadecuado no sólo puede amargarnos la vida, sino que incluso puede afectar a nuestra salud. Cuanto más cerca del eje del centro de gravedad corporal se encuentre el centro de carga, más fácil será transportarla.
Este hecho influye en la forma y el sistema de suspensión de la mochila y también en la manera de distribuir la carga en su interior: los objetos más pesados hay que guardarlos cerca de la espalda y arriba (zona de hombros), y las piezas más ligeras se colocarán en la zona periférica e inferior. Para comprenderlo mejor, basta con imaginarse la forma de los cestos de transporte de los porteadores en Nepal, o la de los arcaicos macutos de madera que se utilizaban en los valles alpinos.
Una mochila de alpinismo tiene que estar fabricada con un material que cumpla con unas exigencias mínimas de calidad en cuanto a la resistencia del tejido y las costuras, tener unas hombreras suficientemente acolchadas y anatómicas que puedan regularse al caminar, y disponer de varios compartimientos con cierre de cremallera para guardar utensilios.
A partir de unos 45 litros, aproximadamente, es aconsejable que la mochila disponga de un cinturón lumbar acolchado que permite trasladar la carga desde los hombros hasta la cadera: para volúmenes más pequeños basta con un cinturón lumbar más sencillo.
Sistemas de espalda
Las mochilas que se apoyan directamente sobre la espalda, aunque no tienen armadura, siempre deben tener una espalda acolchada para dar mayor estabilidad y confort. En algunos modelos esto se consigue con la incorporación de una colchoneta de gomaespuma que puede ser extraíble o no.
Este tipo de mochilas anatómicas se ajustan estrechamente a la espalda y son especialmente adecuadas para la escalada, el esquí de travesía o esquí alpino fuera de pista, o el ciclismo. Las mochilas de gran capacidad (las denominadas mochilas de trekking), con un volumen que va desde 50 hasta 70 litros, aproximadamente, o incluso más, deben estar equipadas con una armadura ligera, estable y anatómica. La mejor solución la ofrecen unas pletinas de aluminio extraíbles y deformables (los viejos tubos no son flexibles).
Dado que hay espaldas cortas y espaldas largas, el sistema de espalda debe ser de altura ajustable.
Las mochilas con armadura rígida exterior —las canadienses— se pueden considerar anticuadas para la mayoría de los usos. Por su elevado peso y el hecho de estorbar mucho y limitar la movilidad en las actividades de montaña, su uso queda restringido a las actividades en terrenos no montañosos. Son adecuadas, sin embargo, para transportar cargas pesadas, como, por ejemplo, en expediciones o en porteo de víveres a refugios muy accesibles, o para todas aquellas actividades en las que es necesario transportar objetos abultados que no caben dentro de una mochila y que por ello tienen que sujetarse en la parte exterior. También para tirar de un trineo (expediciones en Groenlandia, Alaska, etcétera) ofrecen algunas ventajas.
Las mochilas de senderismo deben estar equipadas, preferentemente, con un armazón ligero incorporado y disponer de uno o varios compartimientos exteriores. Capacidad: de 20 a 45 litros, aproximadamente.
Las mochilas de día o day pack se pueden encontrar en muchas versiones: para ir al colegio, para excursiones urbanas, para esquiar o montar en bicicleta, etcétera, y a menudo ofrecen numerosos detalles funcionales. Por desgracia, abundan en el mercado los modelos a precio de ganga que tienen una calidad más que dudosa. Sin embargo, también las mochilas de día deben cumplir con unas mínimas exigencias en cuanto al confort y la funcionalidad, es decir, tener una espalda reforzada, hombreras acolchadas, cinturón lumbar, bolsillos o compartimentos incorporados y un material suficientemente resistente Sistema de ventilación de la espalda
Es imprescindible que la mochila permita una buena ventilación de la espalda para no retener el calor y el vapor de agua que se produce al sudar, y evitar así un exceso de acumulación de calor que no sólo sería molesto, sino que también se autopotenciaría debido al efecto de sauna. Pero son pocos los fabricantes que se toman en serio el detalle de una espalda bien ventilada. En el caso de las mochilas para senderismo, la solución más fresca es una malla tensa y separada de su espalda algo curvada (aircomfort). En las mochilas que se ajustan a la espalda es un acolchado de material especial que expulsa la humedad (aircontact). Existen también otros sistemas de ventilación, pero con una eficacia que a menudo deja mucho que desear.
Otras características y detalles funcionales
Las hombreras deben ser anatómicas, así como tener anchura suficiente y un buen acolchado en la zona de hombros. Una correa pectoral aumenta la estabilidad en el porteo, lo que es de especial relevancia en el caso de las mochilas de gran capacidad o las mochilas para esquí.
Hasta un volumen de 40 litros, aproximadamente, el cinturón lumbar puede ser más básico (en las mochilas para escalada es preferible que sea desmontable). En las mochilas de mayor capacidad, el cinturón lumbar debe ser ancho y acolchado, puesto que tiene la función de trasladar la carga desde los hombros a la cadera. Es preferible que el acolchado consista en dos capas para que no sea demasiado blando.
Compartimento de seta o tape: facilita un acceso rápido a los utensilios más pequeños, tales como crema solar, gorro, cámara fotográfica, etcétera.
Compartimiento en el interior de la seta: sirve para guardar documentos importantes u objetos valiosos (se ubica habitualmente en dicho lugar).
Los bolsillos o compartimientos exteriores laterales son muy útiles, siendo ideales para las mochilas de senderismo. En cambio, en las mochilas para escalada son un estrobo. Una buena solución la ofrecen los bolsillos incorporados ocultos que se pueden sacar en caso de necesitarlos. Existen también como accesorios para las mochilas de gran capacidad.
Un detalle imprescindible son las anillas funcionales portamaterial para sujetar piolets, crampones, bastones, etcétera. Se desaconsejan las cintas o correas cosidas que con frecuencia estorban más que ayudan. Son suficientes las anillas de sujeción en las que se fijarán correas regulables según necesidad.
En cuanto a la impermeabilidad, no existe ningún tejido para mochilas que sea totalmente impermeable. Para conseguir un grado de impermeabilidad aceptable (hasta una columna de agua de 1,000 mm como máximo), el tejido debe tener un revestimiento interior de entre una y tres capas. Hay que distinguir entre revestimientos/resinados de PU (poliuretano), acrílico y PVC. El primero es el habitual en las mochilas para las actividades de montaña; el tejido de revestimiento de PU es blando y tacto suave; el revestimiento acrílico es más barato, pero el tejido tratado así tienda a arrugarse, y los tejidos con recubrimiento de PVC son muy gruesos, pesados y prácticamente impermeables, se utilizan sobre todo en mochilas baratas.
De todos modos, cualquier revestimiento envejece con el tiempo. Con el uso, el tejido se endurece y se deteriora la capa de recubrimiento, lo que significa que con el tiempo disminuye su impermeabilidad. Para tener una protección segura contra la humedad, existen las fundas de nailon.
Es de especial importancia el peso de la propia mochila. Obviamente, el material cordura, que es más resistente, pesa más que el nailon para mochilas. Pero existen también importantes diferencias en el peso debido al tipo de construcción que utilizan los fabricantes.
ESPERAMOS QUE TODO ESTO TE SIRVA DE AYUDA A LA HORA DE LLEVAR TU MOCHILA SCOUT… BUENA RUTA !!!
GRUP SCOUT EDELWEISS-X (SCOUTS VALENCIANS) 1975-2010