El profesor repartiendo las notas: Luisito un diez. Pedrito un ocho. Juanito un seis. Pepito un cero.
– Oiga profe. ¿Y por que a mí un cero?
– Por que te has copiado el examen de Pedrito.
¿Y usted como lo sabe?
– Por que las cuatro primeras preguntas, están iguales, en la última pregunta Pedrito respondió “Esa, no me la sé” y tu has puesto “Yo tampoco”.
Estaba Pepito en la escuela, y la maestra siempre acostumbraba a preguntarles a sus alumnos en qué iban a la escuela:
– Pablito, dime, ¿En qué viniste a la escuela?
– Mi papá me trajo en su Ferrari, maestra.
– ¿Y tú, Carlitos?
– Mi mamá me dejó en su Jetta, maestra.
– ¿Y tú, Pepito?
– En mi bicicleta, maestra.
Y todo los días era lo mismo, y cada vez que Pepito decía que iba en su bicicleta, todos los niños se burlaban de él. Un día llega Pepito a la casa y le dice a su mamá:
– Mamá, mamá, yo no quiero ir más a la escuela, porque cada vez que la maestra nos pregunta en qué fuimos, yo digo en mi bicicleta y todos los niños se burlan de mí.
– Pero no seas tonto, Pepito, ¿Por qué no dices que fuiste en un Mercedes?
Al otro día la maestra hace las mismas preguntas, y cuando llega el turno de Pepito,
– ¿En qué viniste a la escuela?
– En un Mercedes, maestra.
¿Y por qué llegaste tan tarde?
– Pues, porque se me salía la cadena a cada rato, maestra.
La maestra pregunta a Pepito
– ¿Como mato David a Goliat?
– Con una moto
– ¿Como con una moto? Será con una honda
– ¡Ahhh!, ¿Pero quería usted la marca?
Jaimito, ¿qué te pasa?
– Que no sé escribir el número 33, señorita.
– Es muy fácil, primero un 3 y después otro 3.
– Sí señorita, pero no sé cual de los dos 3 se escribe primero.
– Jaimito, dime el presente de indicativo del verbo nadar.
Jaimito contesta gritando:
– YO NADO, TÚ NADAS…
La profesora le dice:
– Por favor, Jaimito, más bajito.
– Yo buceo, tú buceas…
– La cigüeña es un ave zancuda…
– No nos venga con cuentos, «profe», que ya tenemos edad para saber que la cigüeña no existe.
Le dice un compañero de clase a Jaimito:
– Jaimito, te sabes las tablas de multiplicar que mañana las pregunta la profesora.
– No.
– Haz como yo y escríbelas en el cuello de la camisa.
Al día siguiente dice la profesora:
– Jaimito, dime las tablas de multiplicar.
– Sí «profe», dos por uno dos, tres por cuatro doce, cinco por seis treinta… cien por cien algodón.
En la escuela, la maestra dice:
– A ver Luisito, ¿cómo te imaginas la escuela ideal?
– ¡Cerrada, maestra!
Dos niñas en el patio de la escuela después del día de Reyes. Le pregunta una a la otra:
– ¿Qué te han traido los Reyes Magos?.
– Una mini-cadena – contesta la otra muy afónica.
– ¡¡ah!! muy bien, pero ¿por qué hablas tan bajito…?
– Es que me aprieta mucho…
La profesora de matemáticas, enfandada, les dice a sus alumnos:
– Para mañana, quiero resueltos todos los problemas de fracciones, decimales y reglas de tres. ¡Todos! ¿Entendido?
– ¡Pobre papá! – susurra una niña al fondo.
ESTO ES EL HUMOR EDELWEISS…